El papel de los jóvenes como actores independientes por derecho propio, capaces de definir y convertirse en arquitectos de su propio futuro ha cambiado a lo largo de los años. Además de elegir, los jóvenes de Europa quieren participar. Ya existen muchas herramientas para la participación de los jóvenes.
En nuestros blogs anteriores, analizamos la educación formal y los diferentes modelos de pedagogía, el trabajo de los jóvenes en las comunidades y el impacto de la democracia directa dirigida por los jóvenes, incluidos los problemas relacionados con el aprovechamiento de las redes sociales de manera positiva.
En nuestro blog más reciente, analizamos enfoques como los hackatones, los intercambios culturales, la clasificación, etc., como medios para promover los derechos (y las responsabilidades) de los jóvenes y cómo ofrecen nuevas formas en que los jóvenes pueden moldear e influir en su mundo; y también en su escuela, barrio o ciudad actual. Los jóvenes no se perciben a sí mismos como futuros ciudadanos, podría decirse que eso es simplemente lo que los adultos les dicen que son, como una forma de posponer todo el potencial del poder de los jóvenes para otro momento posterior.
De hecho, a la luz de la forma en que los jóvenes se están involucrando en la democracia directa, es mejor enmarcar el desafío como;
“Para lograr un mayor impacto, ¿cómo podemos ayudar a los jóvenes a canalizar su apetito por la participación”?
Impacto, en este caso, significa desplegar tipos de participación y aprendizaje que conduzcan a un cambio duradero, en beneficio de los jóvenes y de la sociedad en general.
El Presupuesto Participativo, y en particular su uso en las escuelas y en entornos de trabajo informal para jóvenes, ofrece una forma para que los jóvenes expresen su ciudadanía y obtengan un mayor acceso a recursos reales y poder real.
Como comentó una vez el ex jefe de planificación de la ciudad de Vancouver, Brent Toderian:
“Recuerde, la verdad sobre las aspiraciones de una ciudad no se encuentra en su visión. Se encuentra en su presupuesto”.
Reemplace la palabra ciudad por escuela o comunidad, y veremos cómo el dinero importa, sea cual sea el entorno. El enfoque único del presupuesto participativo en la distribución democrática de los recursos garantiza que cuando se colocan en espacios formales o informales utilizados por los jóvenes, y cuando se estructuran para permitir su participación y aprendizaje, las decisiones son dirigidas por los jóvenes y tienen un impacto, como se muestra en nuestros numerosos estudios de caso
Dar el siguiente paso y combinar el presupuesto participativo con otros procesos, como el teatro legislativo o las asambleas ciudadanas deliberativas, puede agregar legitimidad y profundidad adicionales al trabajo de los educadores y trabajadores juveniles y permitir que más jóvenes encuentren el poder de escuchar el eco de su propia voz.
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